martes, 29 de diciembre de 2009

Crónicas de Viaje: Bogotá - Medellín - Bogotá

860 Kilómetros Ida y Regreso en menos de 24 Horas

Viajar por carretera siempre será un motivo especial, más cuando se hace para llegar a Medellín y compartir con nuestros amigos el IV Aniversario de Colombiabus. A las 10:00 PM fue nuestra cita en la Terminal de Bogotá con Charlie Rodríguez, Carolina Parra y Alberto Tejedor

Flota Magdalena renovó con rapidez su parque automotor, entonces viajar con ellos era una buena oportunidad para evaluar cuanto ha mejorado la empresa desde 2008, cuando la Superintendencia de Puertos y Transporte tuvo que intervenir. La hora de salida del bus estaba programada para las 10:45 PM y para nuestro desconcierto nos indican que están asignadas las 4 últimas sillas.
El vehículo llega a la plataforma de abordaje y el desencanto desaparece momentáneamente al notar que se trata de un Mercedes Benz OH1636, Modelo 2008, carrozado JGB Picasso y que perteneció a Cootransfusa. Sin embargo, ubicarse en los puestos se convierte en un malestar al encontrar que el bus está configurado para 38 puestos, sin descansapies, y lo peor: nuestras sillas también habían sido vendidas a otros pasajeros.
Ya en carretera, da la impresión que el ruido del motor es mayor al acostumbrado, no se siente la velocidad, los crujidos de los portaequipajes están de modo permanente pero el viajero termina habituándose. Asimismo, el efecto de silla mecedora y el bamboleo en algunas curvas es notorio cuando se inicia el descenso desde el Alto de la Tribuna hasta Villeta. El aire acondicionado Doowon coreano enfría rápidamente, aunque genera un poco más de resequedad en la cabina, adelante se siente muy helado y atrás la temperatura es agradable.

Llegamos a La Dorada donde hacemos una parada, esperando que unos pasajeros tomaran unas sillas asignadas desde Bogotá, lo que genera algunas quejas por la demora y porque los puestos al final no fueron tomados. Alcanzo a tomar referencias hasta el cruce a Puerto Boyacá donde el sueño nos vence, hasta despertar en cercanías de Santuario, ya en el departamento de Antioquia. Tras 9 horas de viaje llegamos a la Terminal del Norte de Medellín, donde hacemos un trasbordo y nos dirigimos a la del Sur, para ultimar los detalles de nuestro IV Aniversario de Colombiabus.

Después de la visita a Reparbus, hacia las 9:00 P.M. regresamos a la Terminal del Norte para tomar el bus de regreso a Bogotá. Decidimos evaluar otra empresa y compramos tiquetes para el viaje de las 9:30 P.M. de Empresa Arauca. Al mirar al techo encontramos que el vehículo está equipado con Aire Carrier con control de temperatura y vemos que se trata de un Chevrolet LV150 con carrocería Indubo Gálata, pero con el frente cambiado por uno de Marcopolo Andare Class.

Las sillas asignadas estaban eran las 29/30 y otra vez encontramos que fueron ocupadas por otros pasajeros, solicitamos nos ubiquen y nos dejan en la mitad. Los conductores, nos saludan con amabilidad y dan algunas indicaciones sobre la ruta y el manejo correcto del sanitario en el vehículo. Las sillas son de Olímpica Intercity con descansapies, con bastante anchura que contrasta con lo plano del apoyacabezas, lo que genera aprehensión. El mecanismo para reclinar el espaldar es sencillo de manejar, pero hay que oprimir el botón con más fuerza de lo normal, finalmente logramos una posición muy cómoda durante el viaje.

Pese a ser un vehículo modelo 2004 no se le sienten ruidos de los
portaequipajes y desde nuestra posición, el sonido del motor casi no se percibe. A diferencia del Mercedes Benz del trayecto de ida, en este LV150 sí se siente la velocidad cuando notamos que supera los 80Km/h. Mientras nos llega el sueño, conversamos con Alberto sobre los conductores y la dureza de su trabajo: 20 o más días lejos de sus familias, jornadas de manejo que superan las 18 horas, empresas que en algunos casos les exigen dinero para vincularlos, trato despectivo de sus jefes y un nivel elevado de estrés. Esto nos lleva a inferir que muchos de los accidentes se generan no por la falta de capacidad del conductor, sino por su entorno que los lleva a cometer errores de manejo.
El sueño nos alcanza antes de Cocorná y regresa hasta Puerto Salgar, donde nos detenemos para comer sobre las 2:00 A.M. el hambre no se siente, pero haciendo cuentas estimamos que antes de las 7:00 A.M. llegaremos a Bogotá. Sobre las 6:00 A.M. al despertar notamos que ya casi vamos a completar el ascenso al Alto de la Tribuna. Cuarenta minutos después, llegamos a la Terminal de Bogotá, agradecemos al conductor quien nos llevó sin ningún contratiempo.

El ingreso a la zona de llegada de pasajeros y taxis es una tortura, porque en cada puerta de acceso un sólo oficial de policía pretende confrontar con un Avantel, las cédulas de 40 personas al mismo tiempo, olvidándose que a esta hora llegan la mayoría de los buses de servicio preferencial que durante la noche han recorrido rutas medianas y largas. Nadie se opone a que se ejerzan los controles, pero debe garantizarse un ingreso sin congestiones y ágil, no hay que olvidar que muchos viajeros llegan con cajas, maletas enormes, niños, ancianos, bultos y hasta animales.

El balance es satisfactorio al viajar con Empresa Arauca, es una buena alternativa a considerar para la ruta Bogotá-Medellín. No puede decirse lo mismo de Flota Magdalena, puesto que esperábamos más, aunque el parque automotor mejoró mucho en muy poco tiempo, los rasgos de informalidad opacan la actualización de los vehículos.

De todos modos, quedan las ganas de regresar y redactar nuevas crónicas. Esperamos que las empresas tengan en cuenta que aún tienen mucho que hacer en favor del pasajero, cada vez más exigente y que a través de estos medios, tiene la posibilidad de estar más informado sobre los vehículos en que viaja.

Hasta Una Próxima Crónica.









No hay comentarios.:

Publicar un comentario